después de todo
beberse el alma de los árboles en zancos
reparar la relojería dialéctica del pasado
ni acostarse con gamberros suicidas
uno o dos por cada noche
buscando en sus cuerpos
el grial que nunca fue extraviado
La vida
mi estimada Fran
estaba irónicamente
en las tumbas abiertas
en las esquinas de un mundo siempre cambiante
y en los diminutos ruidos
que colectivamente
gritan "aquí estoy" en la oscuridad del universo...
Marlon Francisco
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