sábado, 28 de mayo de 2016

Cómo elaborar una molotov contra la indiferencia

Vuelve al rio Berta,
la ciudad ha sacado sus uñas,
el amanecer se volvió en tu techo
un manojo de cuervos
porque tu paso de amazona
fue demasiado para tanta porquería
en nombre de una tal Sociedad Anónima.

Vuelvan abuelas,
no nos desamparen
que aún hay tanto Sepur Zarco
entre nosotros.

Aún tenemos miedo,
vemos el rostro de la ignorancia
seguir desangrando las venas
de nuestra historia con botas de militar.

No te vayas Berta,
las flores que no nacen todavía
van reclamándote,
van lamentando lo terrible
de un mundo que no quiere ver
tus mejillas lozanas cruzando los campos.

No se vayan abuelas,
sus perrajes llevan en cada hebra
el incontenible dolor
de sus vaginas rotas
y nosotros hemos sido cobardes,
nos hemos metido debajo
de las piedras
para asomarnos solamente
a partirles la lengua
y que sus voces ya no nos persigan,
que sus reclamos se pudran
y todos nos podamos alimentar
de la leche agria del olvido.

Quédate Berta,
quédense abuelas,
estamos huérfanos memoria.

La ceniza de sus cuerpos
no nos ha sido suficiente.

Diana Morales

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